
Ciberpolítica en Bolivia de cara a las elecciones presidenciales
El Estado Plurinacional de Bolivia atraviesa un año políticamente crucial en vista a las elecciones presidenciales de octubre. Serán, sin duda, determinante para la futura estabilidad institucional tanto en lo político, como en lo social y económico. A diferencia de anteriores comicios, estas elecciones estarán fuertemente pautadas y definidas por la influencia de las redes sociales. Por un lado, los candidatos tendrán el desafío de transmitir mensajes eficaces a lxs votantes a través de estas plataformas virtuales; y por otro, a causa del riesgo que corren lxs votantes en que su voto sea influenciado por noticias falsas y verdades a medias, abundantes en medios digitales.
Las redes sociales constituyen un campo de batalla política relativamente nuevo para Bolivia. En la primera década de este siglo, el porcentaje de acceso general a la red en el país se caracterizó por ser bajo en términos cuantitativos, oscilando entre una y dos conexiones de internet por cada cien habitantes, según la Autoridad de Telecomunicaciones y Transportes (ATT). Las causas principales obedecieron a la gran deficiencia de conectividad y las disparidades en la capacidad educativa y cultural en el uso de Internet. El perfil del internauta boliviano de ese entonces, según señala Armando Ortuño era “joven, masculino, de nivel socioeconómico alto y medio-alto, urbano y habitante del eje La Paz – Cochabamba – Santa Cruz”[i]
Sin embargo, en los últimos años el Estado experimentó importantes avances en modernización tecnológica y expansión de usuarios en las redes sociales. Bolivia disminuyó su rezago histórico en cuanto a infraestructuras básicas, mejoró sus indicadores sociales y sus niveles de complejidad de la economía. Anteriormente, los bajos niveles de modernización tecnológica implicaban serios obstáculos para expandir el desarrollo de la conectividad mínimamente hacia todo el territorio urbano. Al respecto Armando Ortuño, identifica que: “el gran salto se habría dado en el bienio 2013-2015, en el que las conexiones pasaron rápidamente de alrededor de dos millones a algo más de seis y medio millones”[ii].
Este salto tecnológico en Bolivia derivó en la pronta utilización de las redes sociales, principalmente Facebook (94% de los internautas), Whatsapp (91%), Youtube (40%) y Twitter (17%)[iii], como herramientas de campaña política y de difusión de información indiscriminadamente de la veracidad de sus fuentes. Un claro efecto de aquello se vio reflejado en el referéndum de 2016 para la modificación del artículo 168 de la Constitución, que limitaba la reelección presidencial a “una sola vez de manera continua”; y cuyo resultado dio como ganadora la opción de NO reformar la Constitución, con un 51,30%, mientras el SÍ obtenía el 48.70%.
El contexto de este referéndum estuvo signado por una intensa campaña de descrédito al presidente Evo Morales, con una serie de tergiversaciones a través de los medios de comunicación y con especial énfasis en las redes sociales. En este contexto, días antes al referéndum, el 3 de febrero de 2016 el periodista Carlos Valverde informó que el Presidente Morales habría tenido un hijo con Gabriela Zapata, misma que en ese momento fungía como ejecutiva de la Empresa China CAMC que sostenía importantes contratos con el sector público, de tal manera que acusó al Presidente de tráfico de influencias. Al respecto, Mauricio Larrea, experto en marketing digital, señala “Lograron viralizar el contenido, y luego, apelaron exitosamente al morbo, porque el morbo es fundamental para que la gente tome la noticia, inclusive sin creerla verdadera o falsa”[iv]. Finalmente en mayo del mismo año el Valverde afirmo en su cuenta de Twitter que “el supuesto hijo de GZapataM y el Presidente Morales no existe”.
Como consecuencia de lo descrito, el partido gobernante, Movimiento al Socialismo (MAS), empezó a reconocer a las redes sociales como un espacio público en disputa y el Presidente Morales dio origen a la utilización recurrente del concepto de guerra digital[v], caracterizada por la promoción de una disputa en el campo informacional, frente a la presencia de Internet como nuevo espacio de lucha política. La importancia de este contexto derivó en que el Ejecutivo boliviano en abril de 2016, mediante el Decreto Supremo 2731, creara la Dirección General de Redes Sociales, dependiente del Ministerio de Comunicación, que cuenta con aproximadamente 30 funcionarios y tiene el objetivo de “difundir, consultar e interactuar con las ciber comunidades”, además de afrontar, hasta ahora, una batalla en este ámbito.
Al respecto, la actual presidenta de la Cámara de Senadores, Adriana Salvatierra (MAS), analiza que “la comunicación se disputa hoy desde otros niveles, ya no solamente la hace una persona; entraron en el juego las aplicaciones, las máquinas que disputan, desde un punto de vista corporativizado, el imaginario colectivo”[vi]. En efecto, este escenario se disputa en gran medida por bots y los denominados trolls, como ejércitos de cuentas automatizadas en el primer caso, y con perfiles falsos en el segundo, para desinformar ciudadanos, marcar la agenda o dar la sensación de apoyo popular a determinados candidatos, etc.
De este modo, la utilización plena del marketing político a través de las redes sociales está marcando el desarrollo de la campaña electoral en marcha, en un contexto de creciente tensión y polarización política. Las denominadas “plataformas ciudadanas” emergieron en Bolivia bajo la forma de grupos de personas articuladas e impulsadas por las redes sociales que actúan bajo nuevas pautas de politización. Ante el desgaste de los partidos políticos, estas plataformas ciudadanas cobraron tal protagonismo que prácticamente están desplazando el sistema partidario predominante. Al respecto, la socióloga María Teresa Zegada señala que en los últimos años las plataformas ciudadanas, como medios para expresar reivindicaciones, exigencias y necesidades, surgieron ante demandas no “canalizadas” por los partidos políticos y eso refleja una “crisis del sistema político”[vii]. Entre las ventajas de este surgimiento, se destaca la participación y expresión directa de la opinión de los internautas; y entre sus aspectos negativos, la difusión masiva e instantánea de noticias falsas y campañas de desprestigio tanto contra el partido de gobierno como contra los partidos de oposición.
El pasado diciembre, el candidato opositor Carlos Mesa tuvo que desmentir publicaciones de algunos medios que le endilgaron la intención de querer anular bonos estatales a escolares, madres y personas de la tercera edad; en base a una declaración en la que manifestó: “el sentido fundamental de nuestra propuesta es: no podemos seguir con un rentismo que está haciéndole un profundo daño al país”. Mesa, en su aclaración que hizo mediante Twitter, calificó de “grosera manipulación” el decir que su crítica al rentismo implica su anulación. “Jamás dije una palabra contra los bonos”, aseguró[viii].
La participación masiva de la población en la ciberpolítica permite una interacción más directa con los candidatos. Sus riesgos están asociados a la manipulación mediática e influencia en el voto del ciudadano a causa de la desinformación y el fomento a los prejuicios de la población. En cuanto al partido oficialista, el analista político Fernando Mayorga Ugarte sostiene que el predominio de una radicalización discursiva en el rechazo hacia Evo Morales tiene lugar “debido al contenido de los mensajes cuya viralización fue mayor mientras más denigrantes eran las palabras y las imágenes -sobre todo en los memes- dirigidas contra la figura presidencial”[ix]. De igual modo, se observa una mayor expansión de noticias que implican vínculos de corrupción o escándalos personales, independientemente de su veracidad total o no.
La esfera pública, según conceptualiza Habermas, constituye precisamente ese espacio donde confluyen las personas de manera voluntaria para debatir acerca de asuntos privados de interés público, observando que las dinámicas de la esfera pública distan mucho de ser aguas tranquilas que posibiliten la participación ciudadana espontánea, igualitaria, democrática e inclusiva; al contrario, señala que son espacios en conflicto.[x] Ciertamente, este ámbito de interacción está lleno de presiones de poder, de pugnas por el control para imponer o para convencer a la población de ciertas posiciones políticas.
En este ámbito de acción, las noticias falsas, como instrumento protagónico de la campaña electoral en diversos países que experimentaron recientemente comicios electorales, han generado que un número importante de votantes, que no tienen una ideología política definida, voten desinformados y sin una concepción real de mundo a causa de las verdades a medias y mentiras prefabricadas proliferadas en redes sociales. Este ámbito digital de la esfera pública es el espacio propicio para exacerbar prejuicios de los votantes y atraer su voto al candidato contrario. En Brasil, por ejemplo, las denominadas fake news jugaron un papel muy importante en la victoria de Bolsonaro, pues hubo gente que votó engañada por la manipulación estratégica del equipo del candidato[xi]. Muchas de las mentiras pudieron ser desenmascaradas en el transcurso de la campaña, pero otras no, y quien finalmente resultó engañado fueron gran parte de los electores.
Resulta evidente que la dinámica social virtual puede generar cambios políticos importantes y que las redes sociales como plataforma de coordinación y convocatoria para las movilizaciones, también puede resultar un medio de desinformación que influencia en el voto ciudadano. Al respecto, Arditti acertadamente señala que: “Internet no es un medio de comunicación, sino un terreno de enfrentamientos”[xii].
El interés por usar los nuevos espacios digitales para fines públicos y políticos no fue del todo iniciado por los partidos políticos ni las autoridades de gobierno; se inició desde la sociedad civil con algunas campañas y manifestaciones. Por tanto, corresponderá al ciudadano moderar y discernir esta fuente de información para emitir su voto de manera informada conforme a sus intereses legítimos, evitando ser influenciado por falsos medios que crean productos pseudo periodísticos surgidos de la imaginación y objetivos ocultos. América Latina no puede permitirse que sus gobiernos, independientemente de la línea política a la que pertenezcan, se erijan sustentados en las trampas, las mentiras y el engaño.
Mariana Arce Peñaloza
Abogada y Magister en Derechos Humanos y Democratización para América Latina.
[i] Ortuño, Armando. El acceso y el uso de Internet en Bolivia: antiguas y nuevas desigualdades. En: Bolivia digital, 15 miradas acerca de Internet y sociedad en Bolivia / Quiroz, Eliana (coord.) Vicepresidencia del Estado / Centro de Investigaciones Sociales. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo La Paz, Bolivia. Diciembre, 2016. Pp. 149-186
[ii] Ibíd.3
[iii] Datos publicados en el portal de Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic), sobre la «Encuesta Nacional de Opinión sobre Tecnologías de Información y Comunicación» (2016). http://www.lostiempos.com/tendencias/tecnologia/20170701/facebook-whatsapp-redes-sociales-mas-usadas-bolivia
[v] Evo Morales, el 4 de febrero de 2018, en un acto realizado en la población de Villa Tunari señaló: “Hermanos y hermanas, tenemos que prepararnos para una guerra digital en redes sociales”.
[vi] https://www.celag.org/ciberpolitica-bolivia-campana-electoral-redes/
[vii] La Razón. “Plataformas ciudadanas”, reflejo de la crisis político partidaria. (10 de julio de 2018). Disponible en: http://www.la-razon.com/suplementos/animal_politico/Plataformas-ciudadanas-reflejo-crisis-politica-animal_0_2966703319.html
[viii] https://erbol.com.bo/noticia/politica/13122018/carlos_mesa_desmiente_que_vaya_eliminar_los_bonos
[ix] https://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/02/bolivia-ni-polarizacion-ni-division.html
¿Será Internet un espacio democratizador o restrictivo de la deliberación pública y la acción ciudadanas?
[x] Habermas, Jürgen. (2010). Teoría de la acción comunicativa. 2 vols. Madrid: Trotta.
[xi] HISPANTV. Nexo Latíno. Elecciones en América Latina; fakes news y ejércitos de bots. 17 de noviembre de 2018. Disponible en https://www.hispantv.com/noticias/opinion/393733/elecciones-america-latina-fake-news-falsos
[xii] Arditti, B. (2015). “La
política distribuida de los rebeldes del presente: la acción en
la Era de la web 2.0”. Documento de trabajo. México: UNAM. Disponible en
http://bit.ly/IBD52
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